El 23 de abril contiene tres celebraciones vinculadas a la cultura, el autor y el libro. Su origen no se remonta tanto en el tiempo: recién a comienzos del siglo pasado se lo reconoció en algunos países, y varias décadas después fue asumido en todo el mundo.
Mucho tuvieron que ver los autores de lengua castellana e inglesa para que en 1926 surgiera en Cataluña, por el impulso del escritor Vicente Clavel Andrés, la idea de institucionalizar el Día del Libro.
El catalán le propuso su proyecto a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona y luego fue aprobada por el rey Alfonso XIII. Pero la propuesta tardó en concretarse a nivel internacional.
Se eligió el 23 de abril por una coincidencia asombrosa: ese mismo día, de 1616, murieron Miguel de Cervantes Saavedra; el dramaturgo y poeta inglés William Shakespeare; y el escritor español Inca Garcilaso de la Vega.
Sin embargo, recién en 1995 se convirtió en una celebración en todo el mundo debido a una proyecto de la Unión Internacional de Editores (UTE), que la presentó ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Y ese año se aprobó proclamar el 23 de abril de cada año el "Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor". En el sitio de la UNESCO señalan que valorizando este día se busca apoyar "la creatividad, la diversidad y la igualdad de acceso al conocimiento (...), la promoción de la alfabetización, el aprendizaje móvil y el libre acceso a los contenidos científicos y los recursos educativos".
En Buenos Aires, el 23 de abril comenzarán las Jornadas Profesionales de la Feria del Libro, enfocadas, entre otros aspectos, a valorizar y potenciar la edición universitaria en sus diferentes variantes y soportes. Y el jueves 25 abrirá sus puertas para el público en general.